Cada noche del 31 de octubre, Galicia festeja el Samaín. Una fiesta de origen celta para celebrar el fin de la cosecha y la llegada del frío invierno que cuenta con una larga tradición e historia que va más allá de los habituales disfraces y calabazas. Así es el Samaín gallego.

Origen y significado del Samaín

Samaín proviene de la palabra gaélica "Samhain", que significa "fin del verano".

Era el momento en el que los celtas conmemoraban el cambio de estación (de verano a invierno). También coincidía con el momento en el que las ánimas de los difuntos visitaban sus hogares y familiares a lo largo de la noche.

Según la tradición, sería un día en el que coincidirían los vivos y los muertos y, para que les encontrasen, los vivos ponían luces en sus ventanas que les orientasen en su camino. Inicialmente solían usar nabos y, un tiempo después, se impuso la calabaza.

Tradición del Samaín en Galicia

El Samaín se celebró en Galicia hasta hace treinta años, época en la que se pasó a celebrar el Día de Difuntos el 1 de noviembre.

De hecho, se trata de una celebración errónea, porque el Día de Difuntos es el día 2 de noviembre y el día 1 es el Día de Todos los Santos. Aunque quizás la razón sea que se trata de una jornada festiva.

Desde hace unos años se está recuperando esta tradición celta gracias, entre otras cosas, a la tarea del profesor Rafael López Loureiro, que documentó la galleguidad del Samaín y promovió el rescate de esta fiesta por toda Galicia.

Empezó por recuperar en su Cedeira natal la "tradición das caveiras", que se ha convertido en todo un reclamo turístico.

Pero hay muchos pueblos y villas de Galicia que cuentan con sus propias costumbres y tradiciones de Samaín.

La calabaza, la gran protagonista del Samaín

No hay Samaín sin calabazas. Porque la costumbre más arraigada de esta tradición es la elaboración de calabazas "terroríficas". Se decoran con caras que dan miedo, colocándoles pequeños palos a modo de dientes y poniendo una vela dentro de la calabaza para ahuyentar a los malos espíritus a lo largo de esa noche.

Pero cada zona tiene su propio ritual con las calabazas.

Así, en Quiroga, después de decorarla, se conserva para emplearla como máscara en el carnaval.

En Ribadavia tienen su "Noite Meiga", durante la que vecinos/as y visitantes ataviados con disfraces "terroríficos" desfilan por el centro histórico de la villa.

En Catoira, esa noche sale la "Procesión das caveiras" a recorrer las calles. Participan niños y adultos con sus disfraces aterradores y llevan sus calabazas iluminadas con velas.

En la zona de las Rías Baixas, a las calabazas les llaman "calacús". Así, en Pontevedra se celebra "A noite dos calacús" en la que mayores y pequeños decoran sus "calacús" en un taller y luego las colocan en las ventanas y puertas de los edificios del casco viejo de la ciudad para que iluminen la noche.

Samaín, noche de disfraces

Otra de las tradiciones más populares de esta noche de Samaín es disfrazarse.

¿Cuál es el motivo? Antiguamente en Galicia se vestían con pieles y cabezas de animales para ahuyentar a las brujas y los espíritus malignos.

Y así hemos llegado hasta hoy. Se mantienen los disfraces, aunque con otro tipo de atuendos, siempre relacionados con situaciones terroríficas y, por supuesto, manteniendo el buen humor y la alegría.

De este modo en Galicia, aunque el verano haya terminado, aún nos quedan muchas ganas de fiesta y el Samaín es una de nuestras celebraciones más antiguas. Cuéntanos, ¿tú cómo vives el Samaín?