Si hace meses nos dijesen que en breve estaríamos confinados/as en nuestras casas 24×7, que tiendas, bares, oficinas, centros de ocio o fábricas echarían el cierre, que llevaríamos guantes desechables para comprar (solo alimentos y medicinas) o que saldríamos todos los días a las 20:00 h a nuestras ventanas para aplaudir…; si nos lo contasen, no lo creeríamos. Pero, desde hace semanas, estamos viviendo todo eso y otras muchas situaciones inauditas, en un permanente estado de incertidumbre y perplejidad.
El mundo se ha parado, pero la vida sigue. Y las telecomunicaciones emergen -con permiso de la Sanidad con mayúsculas- como uno de los denominados sectores “esenciales” donde recae buena parte de la responsabilidad para mantener el planeta en funcionamiento. El papel de los operadores en esta complejísima coyuntura pasa, en primer término, por garantizar la calidad de unos servicios que permitan a las empresas continuar trabajando, y a las personas, que sigamos conectadas con nuestros seres queridos para hacer más llevadero este aislamiento forzoso.
Es, al final, un paso más en nuestra evolución como sociedad, del que -estoy convencido- resurgiremos más fuertes y mejor preparados para los nuevos retos
Conceptos como transformación digital, teletrabajo, herramientas colaborativas (Teams, Skype…) ocupan un primerísimo plano de nuestro día a día y revelan que el compromiso de las telecomunicaciones con empleados, clientes y sociedad se ha transformado en una auténtica prueba de fuego. En R nos hemos marcado como objetivo número uno garantizar la máxima calidad de nuestros servicios para ayudar a la gente a sobrellevar el momento; y hacerlo sin poner nunca en riesgo la seguridad de nuestros profesionales, que teletrabajan mayoritariamente.
Hay ingentes retos ocultos en la lucha contra un virus pandémico. Y está resultando una experiencia increíble para mí y para todos/as mis compañeros/as constatar ese compromiso tácito del equipo R (y del Grupo Euskaltel, al que pertenecemos), y aún diría de todo el sector, para salir cuanto antes de esta crisis.
El pasado 15 de marzo firmamos, junto al resto de operadores de telecomunicaciones nacionales, un acuerdo para aconsejar a la población sobre el uso más racional de las redes durante el periodo de confinamiento. Y cinco días después rubricamos otro compromiso con las compañías del sector y el Gobierno de España para garantizar la conectividad de personas y empresas. Para estas últimas hemos habilitado plataformas especiales de atención al cliente y soporte técnico capaces de sostener las actividades de teletrabajo, y se han definido planes de contingencia específicos en una situación tan excepcional.
¿Seremos iguales o mejores cuando esto acabe? ¿Viviremos de la misma manera de ahora en adelante?
Se han disparado los porcentajes del trafico de voz móvil y de banda ancha fija hasta en un 50% y 40% respectivamente, y el consumo de televisión hasta en un 50%. Hemos abierto canales de tele o nuestra aplicación de televisión a todo el mundo y también regalamos bonos de datos. Son solo pequeños gestos. Lo importante vendrá́ después, e intentaremos estar también a la altura para reconstruir el país.
¿Seremos iguales o mejores cuando esto acabe? ¿Viviremos de la misma manera de ahora en adelante? Hablamos de una crisis que sobrepasa los límites de la salud y que afecta a todos los ámbitos de la sociedad y de la economía poniendo en juego, además, el futuro de las nuevas generaciones.
Pero no dudamos de que, “con sentidiño”, como decimos en Galicia, sumando fuerzas y unidos/as, saldremos de esta. Es, al final, un paso más en nuestra evolución como sociedad, del que -estoy convencido- resurgiremos más fuertes y mejor preparados para los nuevos retos que, sin duda, el futuro traerá.
Isidro Fernández de la Calle
Director Corporativo Empresas de R y del Grupo Euskaltel