Esther Gómez, librería Moito Conto en A Coruña

Esther Gómez abrió las puertas de la librería Moito Conto en A Coruña hace ocho años. Por sus pasillos han pasado miles de lectores, que dan para escribir otras tantas anécdotas. Porque las librerías son mucho más que libros colocados en estanterías esperando su turno para que alguien se los lleve a casa, las librerías son “puntos de encuentro que potencian la lectura actuando como espacio de mediación. Son lugares de tranquilidad para aparcar las prisas diarias”. Así nos lo cuenta Esther en esta entrevista, en la que hablamos sobre el oficio de librero, la parte humana y más cercana de las librerías y también algunas recomendaciones para leer este Día de las Librerías.

Pasen y lean.

Para mí ser librera es un oficio que exige dedicación, formación continua, una buena dosis de pasión y ser alguien con amor por los libros; lectora para disfrutar con un libro en la mano y un poco psicóloga para recomendarlo a los demás.

Es un oficio sin monotonía en el que hay muchas partes que no se ven: largas horas de gestión administrativa, de almacén, redes sociales, eventos etc. La gente a menudo piensa que los libros llegan y se colocan solos, incluso las personas muy habituales de la librería a menudo nos hacen comentarios que nos confirman el desconocimiento sobre nuestro mundo.

Hacer un trabajo profesional en una librería no es despachar libros, es seleccionar, organizar el espacio, recomendar, devolver lo que no se ha movido en un tiempo, gestionar pedidos de clientes y reposiciones diarias para tienda, atender comerciales, seleccionar las novedades que saldrán en las siguientes semanas o meses y, sobre todo, estar al día de nuestro sector. El tiempo para leer lo dejamos para nuestras casas.

En Moito Conto intentamos que la gente se sienta cómoda y se establezcan redes entre personas con gustos similares. Las librerías son puntos de encuentro que potencian la lectura actuando como espacio de mediación. Son lugares de tranquilidad para aparcar las prisas diarias. La gente nos dice que es como estar en un oasis, pasear y encontrar ese libro que te acompañe es una actividad positiva y en la que relacionarse con personas y sin algoritmos dominantes.

La visibilidad es importante y los eventos nos hacen ser espacio acogedor de encuentros que atraen a nuevos lectores. A menudo nos ayudan a fidelizar gente, pero es obvio que no todo vale. Los eventos son un trabajo extra que hacemos para ampliar el papel cultural de la librería, son complicidades con autores que admiramos y editoriales cuyo trabajo respetamos. Intentamos llegar a distintos públicos con ellos, pero, en ningún caso, intentamos ser un local de organización de eventos.

Los lectores son cada vez más exigentes y están más informados, muy al día a través de las redes sociales. Disfrutamos de una gran diversidad de lectores que nos descubren autores y títulos y también aceptan nuestras sugerencias. Los lectores son lo mejor de la librería. Nada tendría razón de ser sin lectores que evolucionan y que nos obligan a no perder ritmo, a estar al día y a mejorar nuestros procesos de trabajo para una mejor atención.

Así es, sí, es un motor de nuestra actividad toda esa gente que son amigos de la librería, que se alegran de nuestros éxitos y contribuyen a que todo vaya bien. Esa parte humana, su demostración de fidelidad y su cariño generan mil anécdotas a lo largo del año bonitas y emotivas: preparar regalos sorpresa o atender a una madrina de un cliente adulto que se recorre toda la ciudad y nos dice que vive al lado de un conocido centro comercial pero que ella sabe que nosotras somos las libreras de su ahijado, las que conocemos sus gustos y de las que él siempre habla; así que ella confía en que acertaremos.

Los clientes habituales, los que repiten y envían a otros, los fieles de los eventos, los que viven fuera y en cuanto pisan la ciudad aparecen, todos ellos y ellas son nuestro soporte, intentamos adaptarnos a sus gustos y necesidades y dedicarles tiempo y atención personal.

Mi opinión es que los jóvenes leen como los adultos: los que leen, leen mucho, pero hay muchos que no leen nada. En general la sociedad española no tiene grandes índices de lectura y me parece simplista decir que los jóvenes no leen. Esta frase la he escuchado a más de una persona que no ha leído un libro en los últimos diez o quince años. Tal vez, como sociedad, deberíamos analizar mejor los motivos de esa falta de lectura. Concretamente en estos últimos años postpandémicos, el índice de jóvenes lectores no ha dejado de subir: la literatura juvenil vive un gran momento.

Es parte del oficio, buscamos el equilibrio entre los autores y las editoriales que nos gustan, el conocimiento de lo que puede interesar a nuestro público y lo que nosotras estamos muy interesadas en poner en nuestras mesas de novedades. Somos un proyecto de librería independiente, no nos sentimos condicionadas por grandes campañas de marketing, un poco locas sí que nos volvemos con el gran volumen de oferta editorial, pero como no podemos ni queremos tener todo lo que se publica, vivimos en esa constante búsqueda de equilibrio.

Hay muchos libros que vamos descubriendo y nos gusta compartir. Y también hay muchas novedades de gran calidad que pasan desapercibidas. No todas las novedades están en grandes grupos editoriales que pueden hacer campañas promocionales de cada título.

Entre las que he leído este año dejo dos recomendaciones:

• Para amantes de la literatura y la naturaleza: El evangelio de las anguilas - Patrik Svensson - Libros del Asteroide.
• Para amantes de un buen rato de literatura y humor: Peluquería y letras - Juan Pablo Villalobos- Editorial Anagrama.

Muchas gracias, Esther Gómez, por esta conversación tan interesante.

Estamos deseando leer tus sugerencias.

Feliz Día de las Librerías!!