“Somos do clube da Galega...” Cualquier niño o niña que haya vivido en los 90 en Galicia, al escuchar esa frase responderá automáticamente: “por fuciños, por cacheiras”. El Xabarín Club logró mantener ante la tele a varias generaciones de jóvenes gallegos/as durante varios años.

Un formato innovador que reunía música y series de dibujos animados que divirtieron y entretuvieron a los/as más pequeños y pequeñas de la casa. Hoy recopilamos las series más míticas del Xabarín Club de aquellos años. Prepárate para volver a los 90. Prepárate para recordar las mejores series de dibujos del Xabarín Club.

1994, nace Xabarín Club

Todo empezó el 18 de abril de 1994. Un jabalí con mucha marcha nos animaba a afiliarnos a su club. Caímos como moscas. Varias generaciones de seguidores y seguidoras así lo demuestran décadas después. Se convirtió al poco tiempo en uno de los programas de referencia y con mayor impacto social de la Televisión de Galicia.

El boca a boca en las escuelas hizo que los socios y socias del Xabarín Club se multiplicasen hasta contarse por miles. Y sus series nos mantenían enganchados/as. Su magnífico doblaje no solo transmitía mensajes en una lengua. Transmitía una forma de sentir. Hasta tal punto que, hoy en día, somos muchos y muchas los/as que no somos capaces de sacarnos de la cabeza la música de las cabeceras de varias de esas series, y no podemos verlas en otro idioma que no sea el gallego. Vamos a recordarlas:

“Capitán Planeta”

“A contaminación é o que lle doe”. En los 90 ya teníamos conciencia ecológica. Todos sabíamos que la contaminación era mala y que había que luchar contra los/as malvados/as que no cuidaban la naturaleza. Una forma de divertirse con aventuras de todo tipo, un superhéroe salvador y, además, malos/as muy concretos/as: la contaminación y quienes la provocan. Tierra, Fuego, Viento, Agua y Corazón… no hacía falta nada más que el cariño por la Tierra para llamar al Capitán Planeta. No nos podemos olvidar del especial sentido del humor que el superhéroe planetario se gastaba. Siempre tenía un chascarrillo para los malvados contaminadores. Las ironías siempre acompañaron a este personaje entrañable.

“Os Picapedra”

Sabíamos que ya los habían emitido en otros canales. Pero gracias a Pedro y Pablo quisimos jugar a los “birlos”. Todo el mundo de los Picapiedra era un descubrimiento para los niños y niñas gallegos/as. Normalizar palabras tan en desuso por aquel entonces como “birlos” era un aliciente para después utilizarlas en nuestro día a día.

“Gatocán”

Siempre nos preguntaremos cómo hace sus necesidades este animalito tan peculiar. Aun así, no nos ha creado ningún trauma, solo momentos de diversión con sus dos caras (en todos los sentidos). Se caracterizaba por ser irreverente y original. “Gatocán” nos ofrecía una visión a veces algo dispersa y visceral de cómo enfrentarse a los problemas. Su actitud era la que nos gustaba. Rompiendo esquemas y siempre con actitudes enfrentadas. Con él aprendimos que no siempre la solución está clara.

“O mundo de Beckman”

Todo era muy turbio. Un científico, una niña y una rata. ¿Qué puede salir mal? Siempre nos gustaban los experimentos de este programa. Nos hacía entender que con la ciencia se podía uno divertir y, sobre todo, aprender. Que servía para algo lo que estudiábamos en el cole. Además, la locura y el ritmo de su programa eran de lo mejor. Su laboratorio tenía de todo (todo lo que nosotros nunca podríamos tener) y siempre explicado con cautela, a pesar de sus protagonistas. Los conceptos básicos de la ciencia nos parecían más fáciles que en el cole. Y no hay socio del Xabarín Club que no estuviese tentado de enviar una petición para un experimento, a pesar de que la carta tendría que ser en inglés e ir a EE.UU. ¿Alguien lo hizo?

“Doraemon”

Tiene “un peto máxico”. ¿Quién no deseó tener a Doraemon en su casa? Quien viviese el Xabarín Club con esta serie sabe que Nobita no le sacó todo el partido al gato cósmico. Todos soñamos con tenerlo, porque habríamos sabido disfrutar más de él. Sus aventuras nos hacían fantasear con poseer todos esos utensilios maravillosos que sacaba de su bolsillo y poder divertirnos con ellos. Además, sus amigos tenían las mismas facetas que encontrábamos en los/as nuestros/as. Pandillas diferentes que querían divertirse sin dejar de desear instrumentos que nos facilitasen la vida en nuestro día a día.

“Shin Chan”

“¿Gústache o pemento?” ou “Cuíño, cuíño!” son frases que aún nos acompañan. El desparpajo y el descaro de Shin Chan para sacar de sus casillas a su madre Misae siempre será un referente para los seguidores y seguidoras del Xabarín Club. No tenía filtro, lo sabemos, pero Shin Chan nos ganó con sus, muchas veces, obscenidades. Sin embargo, otras muchas veces era el más cuerdo de la familia Nohara. También hay que recordar que Nevado tenía la paciencia de un santo. Seguro que muchos/as han tenido un perro con ese nombre gracias a Shin Chan.

Arale y el “Doutor Slump”

No volvimos a ver “as caquiñas” igual tras ver a Arale y al doctor Slump. La irreverencia de esta niña nos marcó y nos hizo querer ser tan transgresores como ella. Su desparpajo, su inocencia y sus travesuras hicieron que quisiésemos vivir en Vila Pingüín. Sabemos que nunca podríamos tener su fuerza, pero intentábamos igualar sus dotes de cálculo. Además de conectar y soñar con Arale, descubrimos que la vida amorosa de los mayores no siempre es de cine. El doctor Slump y sus “desgracias” amorosas nos regalaron risas sin fin.

“Dragon ball”

Sí, todos sabemos que siempre la llamaremos “Songoku” o, como mucho, “as bolas máxicas”. Nunca nos convencerá eso de Goku (su verdadero nombre). Todos/as hemos jugado a la “onda vital” y a luchar contra los/as malvados/as (al principio) Picolo, Freezer o Célula. Fueron muchas tardes donde hemos visto crecer a Songoku, desde su infancia (no nos recuperaremos de la pérdida de su cola) y su entrenamiento con Krilín y el maestro Mutenroy, hasta cuando se casa con Chi Chi y tiene descendencia. Eran eternas las búsquedas de las “bolas máxicas”, al igual que los combates (casi tanto como los partidos de Oliver y Benji), pero no nos importaba. Ahí nos manteníamos a la expectativa. Y, como era de esperar, todos soñamos con tener una nube Kinton para viajar o movernos más rápido.

Estas solo son algunas de las series que marcaron a muchas generaciones que crecimos viendo el Xabarín Club. Series que nos unían y divertían. ¿Echas en falta alguna? Cuéntanos cómo pasabas las tardes de tu infancia viendo el programa más rockero de la Televisión de Galicia.