Concienciar a los usuarios finales, definir una política de seguridad actualizada y tener un protocolo de respuesta a incidentes de ciberseguridad son tres de las claves para garantizar la supervivencia de las empresas en esta fase de intensa trasnformación digital que estamos viviendo. A día de hoy, toda organización debe disponer de una política de ciberseguridad siempre actualizadapara minimizar el riesgo de sufrir un ciberataque y proteger lo más valioso que tiene: la información.
Términos como phising,o suplantación de identidad, y ramsonware, o secuestro virtual de información, se han convertido en un quebradero de cabeza para las empresas, especialmente las de menor tamaño, pues ellas concentran casi la mitad de los ciberataques y también son las que más sufren sus consecuencias. La Alianza Nacional de Ciberseguridad de los Estados Unidos identificó que el 60% de las pequeñas empresas son incapaces de sostener su negocio seis meses después de un ataque.
La ciberseguridad debe abordarse desde la organización en su conjunto, por lo que resulta indispensable que la dirección sea la primera en tomar conciencia de su importancia. De ello dependen tanto los recursos que se asignen como la capacidad de concienciar al conjunto de los empleados de la importancia de cuidar la ciberseguridad entre todos. Además, no hay nadie que conozca mejor las necesidades de la empresa que sus propios responsables y empleados y que pueda ayudar a definir cuál es la información más sensible que se debe proteger, cómo se almacena y es transferida; o cuáles son los accesos más habituales a la red desde dentro y desde fuera de la oficina para tenerlo en cuenta en la definición de permisos y contraseñas.
Una buena política de ciberseguridad cuida los sistemas y la información más sensible de vuestras empresas. ¿Habéis pensado lo que puede pasar si un empleado usa dispositivos personales para guardar la información con la que trabaja y esta se pierde? Si no habéis definido ningún protocolo de actuación específico, estos datos pueden ralentizar la actividad mientras se recuperan, acabar en malas manos o sencillamente haberse perdido para siempre. Y, además, podéis encontraros con problemas legales,ya que se trata de dispositivos de uso personal cuyo tratamiento, posible borrado o eliminación no está previsto ni acordado entre empleado y empresa.
Los ciberataques, como sabéis, se incrementan y rediseñan cada día, lo cual dificulta la labor de mantener al día la política de seguridad. La ciberseguridad requiere una continua actualización, revisión y monitorización. Y, aunque existen muchas soluciones pensadas para aportar información detallada sobre usos de los sistemas, redes, accesos, conexiones y todo tipo de actividades diarias de la empresa que han de ser cuidadas, en muchas empresas, especialmente en las de reducido tamaño, no existen recursos y/o conocimientos suficientes para atender adecuadamente todos estos aspectos tan sensibles.
En estos casos resulta especialmente interesante la figura del experto digital; es decir, un asesoramiento especializado que se preocupe por el mantenimiento proactivo de las políticas de ciberseguridad y sus actualizaciones, y que cuente además con un soporte capaz de aplicar las políticas correctoras necesarias.
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