El ingenio y la creatividad siempre han servido de inspiración para nuevos creadores que han volcado todo su esfuerzo e ilusión en desarrollar ideas.
Las ideas no nacen de la nada. Todo lo que nos rodea sirve para que nos pongamos a trabajar cuando arrancamos un proyecto desde cero.
Ahora bien, no es lo mismo inspirarse en otros, que homenajearlos o plagiar su trabajo. Existe una delgada línea que separa estos tres conceptos.
Si no lo tienes claro, te lo ponemos fácil. Estás ante un caso de plagio cuando otros realizan una copia exacta de tu trabajo sin el más mínimo escrúpulo. Si eres diseñador seguro que sabes de qué hablamos.
Las industrias culturales siguen siendo las más susceptibles de sufrirlo. A día de hoy hay personas que todavía no son conscientes de que no se puede usar en beneficio propio todo lo que se encuentra en la red.
¿qué hacer frente a un caso de plagio?
Lo primero y más importante es que te calmes y analices la situación. ¿Estás seguro de que te han plagiado? De ser así, recaba las pruebas de tu autoría. Ten en cuenta que las obras artísticas, literarias o científicas están sometidas a derechos de autor. Es decir, tu trabajo te pertenece por el mero hecho de haberlo creado.
También es importante que reúnas todas las pruebas posibles que demuestren que te están plagiando. Utiliza todos los recursos que estén de tu mano: realiza capturas de pantalla, saca fotos...
Analiza el uso que se está haciendo de tu idea. No es lo mismo que una persona utilice tu trabajo para obtener beneficio a que lo difunda sin tu consentimiento como propio.
Ahora que tienes pruebas del plagio y conoces el uso que están haciendo de tu idea, queda decidir qué quieres hacer. Puedes emprender acciones legales, solicitar una indemnización o llegar a un acuerdo amistoso.
En cualquier caso es importante que lo pongas en conocimiento de un abogado para que pueda asesorarte y guiarte en el proceso.
El plagio puede tener una parte positiva (no nos malinterpretéis). Representa que estás haciendo las cosas bien y que vas por buen camino. Tómalo como una inyección de adrenalina que te ayude a seguir trabajando. Eso sí, tus ideas son tus ideas y tu trabajo son tuyos, no de otros.